Dibujamos la hoja de ruta de su vida
Cuidar es alimentar, vestir, enseñar… pero también es ofrecer alternativas, demostrarles su propio potencial y enseñarles a respetar y respetarse.
Cuando llegan a una casa lo primero que percibimos en sus ojos es el desconcierto. De pronto, sus vidas se han visto sacudidas por un abandono o una tragedia que tardarán en asimilar.
En ese momento contar con un espacio seguro, amigable y comprensivo es esencial. Gracias al trabajo del equipo profesional pero también a su vocación y cariño, van superando los traumas y pueden empezar a disfrutar de las vidas que les corresponden.
Porque ellos y ellas se merecen crecer en un ambiente que fomente su progreso académico-formativo y personal. Nuestras casas están pensadas para cumplir esa función, con los mismos espacios que tiene cualquier hogar porque es lo que son.
Allí pueden permitirse ser y comportarse como los niños y las niñas que son. Con sus responsabilidades, pero también con todo aquello que necesitan para formarse: cariño, confianza, tranquilidad o diversión.
Nuestro equipo profesional se preocupa del desarrollo integral de cada persona acogida, atendiendo a sus circunstancias individuales y preparándoles para el día de mañana.
Así les cuidamos
Lo entendemos como la combinación perfecta entre profesionalidad y cariño. Les escuchamos, aconsejamos y acompañamos durante su desarrollo.
Individualización
Cada menor trae consigo una historia diferente. Nuestra responsabilidad es ser capaces de adaptarnos a ellas mediante la atención centrada en la persona y el seguimiento constante de su evolución.
Empoderar a nuestros niños y a nuestras niñas es esencial para dotarles de herramientas no sólo para los retos a los que se enfrentan hoy, sino también en su futuro. Queremos enseñarles que son capaces de llegar tan lejos como quieran.
Confianza
Es la base de nuestro acompañamiento. Confiamos en sus capacidades y en su voluntad para ser mejores.